Sólo ella.

Idiota paralizada mirando fijamente la nada mientras en tu irrisorio comportamiento cavilaba.
Creo que, si es posible, mi cabeza va a estallar. Estrés, agobio, calor, prisa, incomprensión… Al fin y al cabo, cansancio.
No tengo vicios, no soy irascible, ni violenta, no me autolesiono, ni pienso en el suicidio, no estoy enamorada, ni con la soga al cuello. Sin embargo, existe algo que me colma. Es ella, mi estimada somnolencia. Desprecio mis ideales basados en aprovechar las horas de sol para rendirme y cerrar los ojos a este mundo falto de color. La paleta de colores más variados la obtengo en los sueños, donde, irremediablemente, tengo quizá demasiados bocetos. Pero eso no importa porque hoy me resigno ante los pies del “me da igual”.
Nado entre tulipanes, canto como un bello pájaro, bebo el agua de las nubes, como pasteles asados al sol, visto pieles de frutas de la pasión y no conozco más amor que el propio. El cual abarca todo, incluso un tú y yo.
Y así permanezco, sumida en lo más profundo de mi subconsciente, disfrutando del placer del dormir, mi salvavidas en éste horrible mes de mayo.
Considérame hedonista, hipócrita y egoísta. Pienso en mí y en mi satisfacción aunque el modo de hallar a ésta vaya contracorriente a mí.

Comentarios