Nepésicas luciérnagas.
Pequeña, ¿verdad que sería fantástico asegurarse la felicidad eterna con sólo encerrar en tu alma una luciérnaga?
La cabeza levantada, los ojillos entornados, intentando descifrar el código que algún dios guarda en los astros.
Entrecierra sus ojitos, alarga un poco el brazo e intenta rozarla con sus dedos de algodón. Mas estira y estira su miembro, y… Pretensión fracasada… Quisiera desahogarse, ahogándose en sus lágrimas. Pero ahora es mujer y el vestido de niña caprichosa no le sienta nada bien.
Sí, sería fantástico. Aunque los bichos me den asco. Suena hipócrita e igualmente a tropelía. Sigo siendo capitalista y consumista, por más que me atraigan otras vías… Así que, ¡a callar!
La luna riela en el Pacífico, inalcanzable y admirable. ¡Quien fuera reina de la noche! Pobre mía, intentado resplandecer cual luciérnaga en una noche de cielo despejado y luna llena. Palidez que no ciega, ilumina. Brazos que no ahorcan, acarician, te adormilan. Y, ay de esa sonrisa. Jamás nunca maquiavélica, siempre picaresca.
Sí, sería fantástico. Y, de paso, le haría el favor a la soberana astro. Aún así, hay algo que no me acaba de convencer. ¿Se notarán mucho las alitas?
Ah… Gajes de la alegría.
*Nepésico: dícese de lo relativo al alma. En mi mundo, por supuesto.
La cabeza levantada, los ojillos entornados, intentando descifrar el código que algún dios guarda en los astros.
Entrecierra sus ojitos, alarga un poco el brazo e intenta rozarla con sus dedos de algodón. Mas estira y estira su miembro, y… Pretensión fracasada… Quisiera desahogarse, ahogándose en sus lágrimas. Pero ahora es mujer y el vestido de niña caprichosa no le sienta nada bien.
Sí, sería fantástico. Aunque los bichos me den asco. Suena hipócrita e igualmente a tropelía. Sigo siendo capitalista y consumista, por más que me atraigan otras vías… Así que, ¡a callar!
La luna riela en el Pacífico, inalcanzable y admirable. ¡Quien fuera reina de la noche! Pobre mía, intentado resplandecer cual luciérnaga en una noche de cielo despejado y luna llena. Palidez que no ciega, ilumina. Brazos que no ahorcan, acarician, te adormilan. Y, ay de esa sonrisa. Jamás nunca maquiavélica, siempre picaresca.
Sí, sería fantástico. Y, de paso, le haría el favor a la soberana astro. Aún así, hay algo que no me acaba de convencer. ¿Se notarán mucho las alitas?
Ah… Gajes de la alegría.
*Nepésico: dícese de lo relativo al alma. En mi mundo, por supuesto.
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