Hacer de corazón tripas.
Quisiera ser pequeña y correr incondicionalmente. No hay meta, no hay cadenas. Y aún así desconozco el significado de libertad. La ira me corroe, me perturba, me consume. Y no lo puedo evitar. Acabo de perder las llaves de las puertas del cielo, del infierno. Y me dejo por ahí olvidada mi moral. Positivo y negativo. Un día leí la sentencia “libre albedrío” e inmediatamente empecé a investigar. Cielo, te echo de menos y, aunque no esté vacía, siento este vacío que has dejado en mí. Quiero que vuelvas, pero no me atrevo a ir a por ti. Aunque realmente dudo si vendrás a por mí. ¿Qué me queda? Esperar quizá. Y morir así como una cobarde más.
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