Entradas

Mostrando entradas de 2012

Macondo.

No importaba que no tuviésemos dinero, porque cada atardecer nos sentábamos bajo nuestro melocotonero. Porque seguíamos teniéndonos ganas. Enamorándonos cada día. Descubriéndonos. Maravillándonos. Sorprendiéndonos.

Our day came. And our days will come.

Tenía los sueños de una veinteañera. Ahora tengo los sueños de una joven de treinta. Pero voy a luchar por ellos como la chica de casi d ieciocho que soy. Podría sentarme a escribir una larga retahíla sobre cuánto le echo de menos. Sobre cuánto le necesito. Cuánta falta me hace. Lo mucho que le amo. ¿Pero pa qué? Esta mañana sonaba en mi cabeza "Mama Roux" de Dr John y leí en Twitter que "si tiro la toalla me quedo desnuda". Y no. Seguiré vistiendo su camiseta para que mi piel vuelva a oler a la suya. Para que cuando no pueda vestir su cuerpo, vista la tela que algún día le vistió. Para que la pechera note los latidos de mi corazón (todos y cada uno destinados a él) donde en algún momento notó sus irregulares bumpity bump . Y me sentiré bien. Agridulce, pero bien. Porque le amo. Porque soy su chica and I await for him in tender times . Porque soy the queen of the little red white and blue . Y porque si agosto llegó, diciembre llegará. Y él volverá a ...

Resignada a los decretos de Gabriel.

A estas alturas es ya  complicao . Qué digo, complicao , es peor que complicao , es estúpidamente sencillo. ¿Dónde se quedó mi cola de cerdo?

Me enamoré de una stripper.

Mi chica del tren.   Bonita, pueril, exultante.   Llevaba unos pantaloncitos terrible pero alegremente cortos, asomaban por ellos sus braguitas verde guerra de encaje. No dejaba de subírselos para enseñar las nalgas, no dejaba de bajarse las braguitas. ¡Y qué piernas! Tersas, pálidas, suaves, infinitas.   Los zapatos no me gustaban, eran muy de los setenta. Horteras. Sencillamente negros con un poquito de plataforma. No necesitaba tacón.   La camiseta era de niña pequeñita, como ella. Turquesa, con flores en el pecho. De mangas cortas, cubriendo escasamente el comienzo de sus bracitos.   Y su cara...   Su cara de niña cansada y nerviosa. Con ganas de llegar ya a su parada.   Tenía el pelo rubio, teñido. No me gustaba el color, pero a ella le quedaba bien. Una coleta y un flequillito que le tapaba la mitad de la frente. Mal cortado, probablemente por ella en su afán de auto-estilista.   Los ojos azules. Sólo acepto los ojos azules de mi C...

Desahucio.

A menudo me acompañan en el almuerzo noticias desgarradoras. Noticias asombrosas y dolorosas. Asombrosamente dolorosas. Destructoras. Abreojos. Despertadoras. Sobrecogedoras. Le atoran a una la garganta. Algunas de ellas son sobre desahucios. No me gustan. No me gustan las noticias en general, jamás cuentan la verdad (si acaso existe); pero detesto las noticias de desahucios. Sin embargo, voy a ser egoísta y afirmar que a ntier me despertó el peor de los desahucios. Desahuciada de su corazón. Fue como te quiero, pero no te quiero. (Pero sin el como .) Como los niños de Morelia, arrancados de su cálido, amado, confortable hogar. Porque, al fin y al cabo, el corazón del hombre que ama es como un hogar. ¿No? Resignada a los decretos del amado. ¿Qué otra opción contemplar sino?

Botón y raya.

No conozco mucho a los Red Hot Chili Peppers (no tanto como me gustaría), pero una de mis canciones favoritas ha sido siempre Tell me baby , destacando una línea que lleva en mi cabeza toda la tarde. You are so lovely, are you lonely? Probablemente porque sé que si alguien me preguntase contestaría que sí, estoy sola.  Probablemente porque sé que mi loveliness está más que oculta por complicaciones, desdeño, capricho y tantos otros defectos y porque me haría una irrisoria ilusión que alguien supiese de ella.     Es cuando sólo se atreven a bañarse los osados cuando entro yo en el mar. Las olas rompen a mis pies, salpicándome las piernas. Me salvo de rodillas para arriba. Y el viento virulento me flagela. Es un dolor maravilloso. Mil y un veces preferible al causado por terceros. Dolor de mami Natura y de mí misma. Son los únicos legitimados en Plutón. ¿Por quién? Por mí, por supuesto.     Y a esto lo llamaré "ficticia felicidad". Del cuento se vive, ¿no?

Cuestión de "c" y "l".

Afición o aflicción. Él ama pintar. Yo, sumisa, amo ser su lienzo. Se muestra anárquico a la hora de usar el atelier . Cuando llega no hay nada que pueda hacer para contener esas ansias de mover frenética y eufóricamente sus pinceles y ahí me tiene. Lista para oficiar de depósito de su arte. Él y sus magníficas dotes de dibujante. La carita llena de pintura.  Creador de sonrisas empedernido. Él y sus magníficas dotes de colorista. Siendo característico en él el uso de tonos brillantes para las curvas de mi boca. Acuarela de la felicidad.     Afición o aflicción. Mas hay momentos en que la inspiración brilla por su ausencia y no mi sonrisa, hija de su admirable destreza artística. Yo detesto ser el lienzo en blanco. ¿Él? No sé si él detesta ser un pintor frustrado. Se encierra en la desolación de su quimera. Me encierro en el dolor del rechazo. Y los pinceles, sucios, los botes de pintura, a medio usar, las paletas, con mil colores mezclados, los cuadros, despar...

La joven persa.

Llegó cuando los últimos suspiros del invierno recorrían los pasillos. Tenía un nombre que daba juego fácilmente, se llamaba Ambreed (y no, no tenía hambre and she wasn't either angry ). Antes de que hiciera su aparición estrella nos contaron que "la chica nueva es árabe". Creo que ninguno sospechamos que sería una inglesita más con aspecto de fulana. Aquel primer día llevaba unos pantalones terriblemente cortos que poco lugar dejaban a la imaginación (y créeme cuando digo que había mucho imaginador en mi clase, mucho imaginador frustrado tras su aparición) y una camisa con demasiadas lentejuelas doradas. Llevaba bastantes colgantes de oro. Y anillos. La piel oscura, los ojos enormes y saltones, creo que castaños. El pelo teñido de negro y liso, muy liso. Los labios carnosos, besables, pero ¡ay cuando abrió la boca! ¡Qué dentadura! No debiste sonreír, Ambreed. Y fumaba, era como una chimenea en diciembre en algún país nórdico. Estuvo poco más de dos semanas. Le dio...

Blue Thursday.

Me miró fulgurante. —¿Así que sabe así? —Efectivamente. —Me gusta  —susurró sonriente —. ¿Te gusta a ti? —Supongo.     Me miró aburrida. —¿Qué te pacha ? —Que la libertad asusta, darling .

Alternativa.

Aquella mañana me di cuenta de que escribir sobre el amor no me daría de comer. Y volví a retratar a los demás y su carencia de sentimientos.     Ojalá se diese cuenta de que no se puede ser profesora de universidad y pretender que no te miren y miren y vuelvan a mirar y susurren a tu alrededor cuando exteriorizas tantísimo tu orientación sexual. Innecesario, maestra. La cabezota altiva, el mentón sobresaliente, los ojos hundidos, el frontal prominente. Ni una gota de maquillaje. Poco agraciada. El pelo descolorido, coleta con la raya al medio. Peinado sáfico.  Llevaba, tanto ayer como hoy (aunque no la misma), una camisa larga de color descolorido, a juego con el pelo, y vaqueros. Zapatos de hombre, marrones oscuros. Anda como un hombre. Se mueve, respira y habla como un hombre. Inspira masculinidad, aunque no en el buen sentido, por supuesto. Y eso no me gusta. Inspira también una sensación de frustración y pesimismo que aplasta. Exhala el más cargado de los dióxido...

Je t'aime.

En inglés se dice "love", de origen germánico, de un giro lingüístico desde el sánscrito "lubhyati", del latín. En alemán también se lieben. En francés se aman al igual que en portugués. Y en italiano. En catalán se estiman, muy corteses ellos. En ruso es mi favorito "ia tibiá lublú", precioso. En castellano nos hemos quedamos con "amar" y "querer", pero nos queremos más que nos amamos.     Je t'aime, mon amour. Te amo por más razones de las que puedo enumerar. Se me quedan cortos los números que algún día los árabes nos regalaron.     Had I the heavens' embridered cloths, Enwrought with golden and silver light, The blue and the dim and the dark cloths Of night and light and the half-light, I would spread the cloths under your feet: But I, being poor, have only my dreams; I have spread my dreams under your feet; Tread softly because you tread on my dreams.     Te amo por sencillo y te amo por genial. Te amo por ser...

Oh, me!

I can't see the end of me My whole expanse  I cannot see I formulate infinity Stored deep inside me...                                                               Corrompida por la imposibilidad de verse en su totalidad. Rastreándose, acurrucada en la cama, mirándose, tocándose, investigándose, intentando sentirse. Estrepitoso fracaso en medio del furioso silencio. Padeciendo angustia existencial, preguntándose cuáles serán las dimensiones aproximadas de su realidad. Sulfurada, con la respiración agitada, el corazón saliéndosele del puño, el alma atravesándola como una afilada espada, las palabras comprimiendo su cabeza, los órganos en la taza del váter. Y nada. La nada absoluta absorbiéndola. No hay fin, pero ¿habrá comienzo? Así comienza una nueva búsqueda, consumida por un dolor de pecho que no se estudia mediante un...

Inventario literario.

Tres cajones bajo la cama, una pequeña estantería y el escritorio. Quizás algún papel escondido en los recovecos del armario. En uno hay bolsos y libros del colegio. Poca cosa interesante. En el del otro extremo hay una caja con tacitas y sus respectivos platitos, una tetera y una azucarera, todo de porcelana blanca. Una caja de galletas Tostarica de Phineas y Ferb. Tres latas de Nesquik, una llena de juguetitos de Kinder, otra alberga cartas del pasado cuyo remitente y destinataria soy yo y la otra... ¿Quién sabe qué tiene la otra? Tal vez esté vacía.  Partituras para guitarra, un libro sobre guitarra, muchas revistas musicales y otras tantas dedicadas a hacer que una mujer se sienta imperfecta, en el mal sentido. Una de las musicales está dedicada a Amy, la otra a Cobain. Ésas las guardo con amor especial en carpetitas de plástico, no vaya a ser que se estropeen. Hay también un rollo de cartulinas, trabajos de francés.  Otra caja con marionetas y alguna otra manualidad. ...

Pour il.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está despejada y no hay presencia ni de una nubecita." El viento de la noche revolotea y susurra. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo le quise, y él a veces también me quiso.                                       Puedo, pero ¿para qué engañarnos? Puedo, pero no son tristes los versos que le dedico esta noche. No, hoy son desde mi meloso corazón, aunque él me quiso y ya no sé si lo hace, perdí el control, perdí la cuenta, perdí quizás el amor. No, no son tristes, son de esperanza y desesperación. Por eso me los llevo a la cama, para plasmarlos en la almohada. El carrusel de mis sueños.

La fémina del caligrama.

Recuerdo sus labios muy rojos, sus descripciones del acto sexual, sus triquiñuelas, sus lágrimas con sabor a tequila, su olor a tabaco barato, su tez plateada como la luna llena, sus gestos mientras soñaba, su poesía, sus envoltorios de caramelo, sus pezones erectos, su precoz inteligencia, su llanto tras la ruptura, sus orgasmos musicales, sus pecados y sus vicios, sus dedos de guitarrista fallida, sus drogas, su pasión por la primavera, su manera de insultar sin indulto, sus idas y venidas, su destreza a la hora de describir lo que pensaba, lo que sentía. Recuerdo el sexo. Sobre todo el sexo. Pero lo que mejor recuerdo es que son sólo palabras. Que algún día la leí, caí rendida en sus bracitos, ojos cerrados, deleitándome en sueños infinitos. Sí. No pierdo de vista que son sólo palabras, por ello sufro. Por amar a una fémina de caligrama.

Espiral descendente.

Hacia abajo. Siempre caemos hacia abajo. Quizá por las leyes básicas de la física, quizás porque caer implica la necesidad de un suelo firme que nos recoja. "De ahí no pasa." Caer hacia arriba suena peligroso y excitante. Yo caigo hacia arriba constantemente para refugiarme en mi heart-shaped box en Plutón. Mas esa es otra historia. Caemos como consecuencia de obstáculos, caemos por accidentes físicos y atropellamientos del corazón, caemos desmayados, caemos por arriesgarnos, caemos a veces pudiendo haberlo evitado. Pero hacia abajo, siempre caemos hacia abajo.                              Si por un sólo segundo pudiese parar a la niña pequeña y obligarla a atarse los cordones, pedir a los macacos que recogiesen las cáscaras de sus bananas, rogar a los osados que tuviesen más cuidado, convencer a Cupido de que consultase el destino antes de disparar... Quizás no estaríamos enroscados en esta espiral descen...

El vocativo equívoco.

Es como "joder, ven ya, ¿no?". Pero ella, ella, ella está distante. Fría. Alejada. Reticente. "¡Puta, ven a mí!" no eran quizá las más adecuadas palabras para pedirle a mi inspiración que viniese.

Un duro día de pesca.

Abrazo la almohada, apretándola contra mi cabecita ilusionada y sueño con él. Con su característica difuminación. Su constante emborronamiento. Ahí estamos, donde nunca hemos estado, pero anhelo que algún día estemos. Por momentos parece que la red no es suficiente para tantos sentimientos. Y no sabemos qué hacer. Ese "Sin esperanza, con convencimiento" de Ángel González se ha dado la vuelta. Esperanza es lo que me sobra. Micciono, salivo, transpiro, lloro, despido esperanza. Por los cuatro costados. Mi corazón bombea fe. ¿Por qué será que "fe" existe sólo como sustantivo? Me repito. Porque lo ya dicho se mantiene. Porque él es la primera causa de mis palabras. Porque la historia se repite. Nadie pidió esto, mas por algún motivo será que nos tocó aprender a vivir con este sabor agridulce.

Donde acabe tu espalda.

El sol no baña esta tarde mi piel, pero yo estoy que ardo. La nieve no entierra hoy mis pies, pero aún siento tus escalofríos.                    Donde acabe tu espalda, donde nazcan tus rizos, donde se arruguen las comisuras de tu boca, donde se encienda la luz que te ilumina.                        Amor, tú que tienes luz dime la mía. Tanto dolor se agrupa en mi costado por saber que los sueños, sueños son y que no puedo ofrecerte mis mejillas como quien pierde un tesoro.                   Donde residan tus cicatrices, donde se atragante tu saliva, donde se arruguen tus manos. Donde sea. Allí quiero estar.

Est-ce qu'il a des nouvelles dans votre vie?

When you try your best, but you don't succeed Creí que no se me acabarían las palabras. Que la copa de inspiración no llegaría a ser completamente bebida. When you get what you want, but not what you need No importa cuán enorme sea la necesidad. When you feel so tired, but you can't sleep Insomnio. Stuck in reverse Estancada. Melancólica del pasado.Siempre. And the tears come streaming down your face Porque el rímel surca mi rostro tan a menudo... When you lose something you can't replace No reemplazarle, recuperarle. When you love someone, but it goes to waste Y ya no hay nada que hacer. Could it be worse? No, por supuesto que no. Lights will guide you home Donde quiera que esté el hogar. And ignite your bones Terrible y eternamente entumecida. And I will try to fix you ¿Me lo prometes? And high up above or down below Vivir escalando. Ser una montaña rusa de emociones. When you're too in love to let it go Bendito sea el sitio en que se en...

Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras.

Robole el título a mi amadísimo Miguel Hernández. No es la primera vez, ni será la última. Es tanto y tan grande el amor que por él siento, la admiración que me despierta que no puedo evitar mencionarle. Traía una bonita historia sobre bolsillos que fue a parar a otro sitio, pero por aquí rondando queda, en esta enorme telaraña virtual. Hoy no vengo a desesperarme ni a rogar su vuelta ni a morirme de amor. Hoy vengo porque traía una historia, pero los pajaritos cantan y ninguna vieja se levanta. Ni creo que vaya a llover. Y debería estudiar. Pero ni quiero ni puedo ni pienso hacerlo. Empiezo a abusar de las coordinadas copulativas mediante el nexo "ni". Pero es que, ¡joder!, le echo de menos. Aunque no quiero echar a perder esto. Los pájaros. Son maravillosos, en su mayoría, en dos cosillas que me gustaría controlar: saben volar y cantar. ¿Qué más podría desear? Así con todo, padezco ornitofobia. Soy la contradicción personificada. Y jactome de ello porque, otra vez, le e...

Epístola al amado que sí sé que amo.

Puedo escribir los versos más mojados esta noche. Y tener que parafrasear a Adele porque pudimos tenerlo todo. No andaré con tribulaciones ni dando rodeos ahora puedo afirmar que te echo de menos.                     Puedo escribir los versos más mojados esta noche. Que las lágrimas caigan sobre el papel y que la tinta se corra y que el vaso deje un círculo húmedo en la mesa y que ya no haga efecto la ginebra.                           Ahora puedo afirmar con certeza. Ahora. Cuando no me queda más que suplicar. Gritar bien fuerte y esperar que el viento sea buen cartero y lleve hasta ti mis ruegos. Ansiar con todo mi ser que regreses.                                           Puedo escribir los versos más mojados esta noche. Y sería insuficiente porqu...

Vete, vete, vete, vete.

¿Cómo se destierra a un amor del alma? ¿A qué contenedor de reciclaje van los viejos amores? Os echo de menos a ti y a las catorce vueltas que me das y a tus rizos y a tus bromas y a tu sonrisa, por mí, desconocida. Os extraño de una manera brutal. Os echo de menos a ti y a tus frases sugerentes y a tu presencia en mi cronología de Twitter y a los botes que me daba el corazón pensando que el último mensaje recibido en WhatsApp era tuyo. Echaros de menos es algo inaguantable, inalterable, inadmisible, irrevocable. Es permanente. Vives en mi alma y en mi mente. ¿Creíste que te olvidaría? Pues no. Cerraste la puerta, mas yo abro la ventana de los recuerdos.

Some unholy war.

Me sitúo frente a un lienzo en blanco. No como la bandera que rehúso sacar y agitar.                                             Las botas militares sucias , embarradas y ensangrentadas, fijas , posadas sobre un territorio de dudosa pertenencia y allanando el sitio, y dubitativas, culpables, tristes, silenciosas, cansadas, desanudadas, quemadas, despellejadas, moribundas. Humanizadas. Son botas, pero es su cuerpo el que yace ausente junto a ellas. El cuerpo de mi contrincante y aliado. De mi enemigo y mi amado. De mi rendido soldado. Una batalla mal estructurada. Dos no luchan si uno no quiere. El sol se pone en el horizonte. Llega el fin, pero habría tiempo de otro misil. Habría si no hubiese él sacado la bandera blanca aunque yo seguía empuñando la daga. Es conocida como la guerra del amor desesperanzado. Supongo que hay batallas que están destinadas a fracasar. ...

Traviesa travesía.

La sátira sobre los tres viajeros , d el siete de diciembre de dos mil once. [Antes de nada he de mencionar lo muy feliz que me estoy por un amigo cuyo cumpleaños he podido celebrar hoy, por primera vez, en el cole.] Se acaba de marchar una de ellos. Una mujer de pelo corto anaranjado. No podría decir con certeza desde cuándo estaba ahí, solo sé que ni un solo segundo apartó la vista de su gran libro. La otra mujer se montó en la segunda estación. Lo primero que me llamó la atención fue su ropa. Pantalones pirata blancos con pantys grises debajo y manoletinas negras. Un jersey también azabache y un bolso marrón con complementos dorados. No me gusta mucho. Como diría mi madre: a ella le faltan algunos caramelos en el tarro. Amo esa expresión, jamás tuve un bote de caramelos. Temblequetea su boca de finos labios. Pelo corto a duras penas liso, blanco, casi como el pantalón de lino. Me da cierto repelús. Y él, ¡qué decir de él! Consumido por el vitiligo. ¿Mucho estrés? ¿Preocup...

Canícula física.

La tórrida sensación de la que eres causante. Tus palabras (quizás porque no hay más que eso) me excitan de una manera sin igual. Jamás nunca antes había sentido algo parecido a esta fogosidad. Yo leña bañada en gasolina, tú fuego. A eso se reducen gran parte de nuestros diálogos escritos. La otra ya está explicada, lo demás es gélido, frío. Tus vocablos se derriten y echan un pulso a mi sangre. ¡Corre por mis venas la más ígnea de las sustancias! Se me remueve el estómago. Se me corta la respiración. Se me nubla la mente. Y me entran ganas de escribir los versos más amorosos durante la noche vigente. Como si de un imán que cambia de polaridad con vehemencia se tratara, las mariposas vuelven a instalarse en mis entrañas. Una brisa salida de quién sabe dónde tensa las cerezas de mi pecho. Fusionada en mi saliva está la ya mencionada sustancia que fugazmente baja de mi esófago a mi vientre, no sin dejar desparramados restos que mantienen abrasador cada recoveco de mi cu...

Veintitrés de abril.

   Me desperté a las 3:38 de la madrugada del penúltimo lunes de abril. Febril, transpirada, confusa, aterrorizada. Hay sueños tan buenos que pueden ser tomados como pesadillas.    A las tres, treinta y ocho. No tendría tanta gracia si la suma no fuese ese execrable número. Catorce. Catorce veces apuñalada. Catorce es el día del cumpleaños de la chica que curó mi alma y se marchó hace hoy nueve meses.    Más que cirujana del sueño fui víctima del destripador Morfeo, cirujano de hierro, que me operó en el quirófano que mi cama es. ¡Qué destrozo! Tanto sufrimiento sin anestesia. Sólo me prometieron amnesia a condición de no intentar recordar. Si tan solo le hubiese dedicado uno o dos minutos aún sabría cómo es la cara que mi subconsciente le modeló.    A las tres, treinta y ocho. No podría ser peor. No podría estar mejor planeado. Conspiración, amor, obsesión. Esto me da lo menos para una trilogía. Vendedora de sueños, muriendo de agonía.  ...

Confieso que he vivido.

   Porque he consumado tantos pecados y consumido tanto perdón que ignoro otra alternativa para formular mi afirmación: he existido.    He cohabitado este planeta. Aprendí y olvidé. Grité y canté. Amé y detesté, incluso odié. Lloré y sollocé. Fui franca y mentí. Jugué. Manoseé. Miré, admiré, observé, ojeé, divisé, vigilé, contemplé. Busqué sinónimos a raudales. Intenté dibujar.  Respiré y corté respiraciones.   Me expresé. Pensé.  Escribí.  Y un largo etcétera que me conduce a admitir que he vivido, pero aún viviré.

Eme de miserable.

   Quiero escribirte mil y un prosemas (prosa + poema) para que siempre recuerdes que algún día, sin saber cómo, empecé a quererte.    Y quizás yo algún día encuentre mejores vocablos para expresar cómo me siento. Mejores sensaciones, para salir de este letargo. Mejores razones para dejar de sentirme tan miserable.    Pero recuérdalo, un día empecé a quererte y jamás nunca se deja de querer a alguien.

«Te amo» son palabras mayores.

   Estoy bien, estable. Amanecí sintiéndome genial, liviana, desahogada, pero ahora soy pantagruélica. Necesito una grúa para pestañear. Me pesa el alma, hospedada en el pecho. Se me sumerge el cerebro en mareas tenebrosas. Y, para colmo, no puedo llorar.    Estaba bien, estable hasta que llegó ese momento. Ese maldito momento (veleidoso en la hora, presente en cada uno de mis días) en que una daga me apuñala numerosas veces dejándome inválida. No muero. Soy un ente viviente moribundo. Quiero blanco o negro. Viva o muerta, no machacada.    Estaré bien, estable y cuando menos me lo espere el monstruo del drama me abrazará, contagiándome.    Quiero estar bien, pero no controlo. Quiero estabilizarme, pero no controlo. El alma supera al cerebro. Sé que me equivoco, pero no controlo. Sé (o quiero saber) que es un error, ¡pero es que no tengo control sobre mí! Y sólo quiero deshacerme de ella, borrar del mapa de mi vida la jodida hora infeliz... ...

A few months ago.

Me siento oscura, miserable, maldita, infeliz, bipolar... Y, sin embargo, I LOVE MYSELF BETTER THAN YOU .  ¿Sabes por qué? Pues porque yo estoy dispuesta a encarar este mundo, a aceptar toda esta mierda, a recibir escupitazos divinos. Y, aun resignada, me da igual. No es como si me fuera a suicidar, así que aguanto esta verdad e intento comprenderla. ¡AH! CÓMO ODIO LA MÚSICA DE ESTE PUTO SIGLO. I'm on a plain camino a la basura. Ea, ea, ea. Qué ganitas tengo de irmeeeeeeeeeee... Y es que estoy tan jodidamente desinspirada... No he podido escribir ni una puta redacción de viejos ni un puto writing sobre mi invento favorito. Qué asco. Estoy tan sola y amo tanto el rock nirvanero. me, you, he, she, they we... everyone wants money I NEED AN EASY FRIEND Where can I but it? I say buy cos there's no other way of having friends. I guess... I can see you every night in my fuckin repetitive dreams. OMG, can anyone save me? Ah, no. Que mis salvadores se suicidaron. Vaya ...

Me baño en tu esencia provocando mi ausencia.

   Soy de esas personas que cuando se dan un baño para despejarse salen aún más "espejadas".    Ésa soy yo. Confusa. Complicada.

Him.

Some coffee and a few words? Say yes, please! [...] When he opens his mouth… Aww… It melts my butter, stirs my soul.

El pañuelo con la leoncita de falda naranja.

Juro solemnemente que recolectaré y almacenaré mis lágrimas. Las guardaré en embalses y con ellas erradicaré la sequía y la sed. Tendré provisiones para por lo menos diez años. Las enfrascaré y tendré la más natural de las colonias. M e daré un baño largo y profuso. Y cuando salga del baño seguiré embotellando. Porque hay tanto por lo que llorar...

Tristeza crónica. Es ése mi padecimiento.

   Una amarga y gélida sensación recorre mi espina dorsal. Hace frío fuera, a Dios le da igual que sea primavera. Hace frío dentro, está implantado en mí como las raíces de un almendro. Debería tener alergia a los frutos secos porque no me gustan. Así debería ir el mundo. Así irá cuando yo muera y dé un golpe de estado, arrebatándole el poder a Dios. Jesús se sentará en mis rodillas, no a mi derecha. Pero eso poco importa porque se ha instalado un sistema de refrigeración en mi espalda. Yo no lo compré, y aún así tendré que pagarlo. Caro, muy caro. Espero con toda mi alma necrosada que acepten la tarjeta de El Corte Inglés porque allí sí es primavera y eso me hace mínimamente feliz.    Ayer, dieciocho de abril, fue el santo de mi futuro marido con el que no me casaré. San Perfecto y yo, la señorita de la Perfecta Imperfección. ¿No somos adorables? Hoy, diecinueve de abril, quedan dos meses para esa cosa que, para mi gusto, está mal denominada: selectividad. Ni que n...

Epístola a mi yo nictófoba.

   ¿Qué mejor manera de vencerla que encararla? Persiana bajada, cortinas cerradas. El armario abierto, la puerta cerrada. Luces apagadas.    ¿Qué mejor manera? Ser cobarde. Otra cualquiera. Aprender a convivir con ella lo mejor que pueda. Ella, la oscuridad, me aterra. Me persigue, me envuelve, me asusta, me captura, me envenena. ¡Qué condena!    No es la ausencia de luz, es su presencia. Es ella. Maldita sea.    Comenzó con aquella película sobre alienígenas, luego fueron falsas conspiraciones que ideé, crisis y traumas, la desaparición de Dios y, al final, su mera existencia. Un conjunto de factores, un problema psicológico o eso, su existencia.    Hice mi experimento (no fue el primero y no será el último) y a los pocos segundos encendí la luz para escribir estos versos que vergüenza me da denominar "versos libres". ¿Dónde está la rima? Donde habite la cura a mi fobia.

Epístola al amado que no sé si amo.

   Aún te recuerdo. Pienso en ti en los días nublados y en los soleados. Te siento latente en mi cabeza aunque no hemos fabricado memorias. Sólo han sido palabras, mensajes, ¡pero tan intensos!    Se ama con los cinco sentidos. Y con el corazón. Y con el alma. Se puede amar con la cabeza. Pero esas guerras suelen perderse. Hay que tocar, oler, mirar, oír, saborear para poder afirmar amar.    Y me dijiste que me querías al cuarto día. Con catorce años de diferencia y tantísimos kilómetros de distancia. What kind of fuckery is this? ¿Qué tipo de amor es éste? Quizás nunca lo sabremos. Y eso es lo que me duele.    Tu amor me ha dejado heridas. Eso también duele. Duele más el hecho que las propias heridas. Pero duele. Duele de todas las maneras posibles. Y no hay doctores ni remedios porque no se puede curar la no enfermedad . Asumámoslo, somos unos hipocondríacos en la materia del amor. Unos complicados buscando más complicaciones en esta red meta...

Tesoros escondidos.

Secreto #313 Sufrí decatrofobia. Secreto #314 No le quiero. Juro que no. Sencillamente no me lo puedo quitar de la cabeza y mi corazón da tumbos cuando le leo. Pero no le quiero. Secreto #315 Soy una mentirosa empedernida. Secreto #316 Te quiero dejar de querer. Secreto #317 El #316 es un propósito que, a corto plazo, fracasará. Secreto #318 Dudo mucho que tenga trescientos doce secretos. Secreto #319 Sigo sufriendo decatrofobia. Secreto #320 Necesito desesperadamente dos cosas a) inventarme este secreto y b)olvidarte. Secreto #321 No pude dejar antes de escribir secretos porque tengo una manía psicótica o neurótica con el número tres y todos sus múltiplos. Secreto #322 Me cuesta comprender la diferencia entre psicótico y neurótico. Secreto #323 El más importante secreto aquí desvelado es el número trescientos catorce. Secreto #324 Me avergüenzo por estas líneas. Y mi inspiración debería avergonzarse por abandonarme tan largas temporadas.