Some unholy war.
Me sitúo frente a un lienzo en blanco. No como la bandera que rehúso sacar y agitar.
Las botas militares sucias, embarradas y ensangrentadas, fijas, posadas sobre un territorio de dudosa pertenencia y allanando el sitio, y dubitativas, culpables, tristes, silenciosas, cansadas, desanudadas, quemadas, despellejadas, moribundas. Humanizadas.
Son botas, pero es su cuerpo el que yace ausente junto a ellas. El cuerpo de mi contrincante y aliado. De mi enemigo y mi amado. De mi rendido soldado.
Una batalla mal estructurada. Dos no luchan si uno no quiere. El sol se pone en el horizonte. Llega el fin, pero habría tiempo de otro misil. Habría si no hubiese él sacado la bandera blanca aunque yo seguía empuñando la daga.
Es conocida como la guerra del amor desesperanzado.
Supongo que hay batallas que están destinadas a fracasar.
Comprobé que sin dos, uno no puede guerrear.
Yo quise luchar y ganar, pero él estaba agotado.
Me limito a parafrasear a Amy "I'll battle this this bitter finale. Just me my dignity and this guitar case!".
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