Epístola al amado que sí sé que amo.

Puedo escribir los versos más mojados esta noche.
Y tener que parafrasear a Adele
porque pudimos tenerlo todo.
No andaré con tribulaciones ni dando rodeos
ahora puedo afirmar que te echo de menos.
                   
Puedo escribir los versos más mojados esta noche.
Que las lágrimas caigan sobre el papel
y que la tinta se corra
y que el vaso deje un círculo húmedo en la mesa
y que ya no haga efecto la ginebra.
                         
Ahora puedo afirmar con certeza.
Ahora. Cuando no me queda más que suplicar.
Gritar bien fuerte y esperar que el viento sea buen cartero
y lleve hasta ti mis ruegos.
Ansiar con todo mi ser que regreses.
                                         
Puedo escribir los versos más mojados esta noche.
Y sería insuficiente porque ni siquiera sé si sabes.
Ojalá lo hagas. Necesito que lo sepas.
                               
Puedo escribir los versos más lo que sea porque sufro por ti.
Porque esta es mi arma paliativa, escribir.
Porque deseo plenamente que me leas.
Y que sencillamente lo sepas.
Te quiero. Y te seguiré escribiendo versos.

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