Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras.

Robole el título a mi amadísimo Miguel Hernández. No es la primera vez, ni será la última. Es tanto y tan grande el amor que por él siento, la admiración que me despierta que no puedo evitar mencionarle.
Traía una bonita historia sobre bolsillos que fue a parar a otro sitio, pero por aquí rondando queda, en esta enorme telaraña virtual.
Hoy no vengo a desesperarme ni a rogar su vuelta ni a morirme de amor. Hoy vengo porque traía una historia, pero los pajaritos cantan y ninguna vieja se levanta. Ni creo que vaya a llover. Y debería estudiar. Pero ni quiero ni puedo ni pienso hacerlo. Empiezo a abusar de las coordinadas copulativas mediante el nexo "ni". Pero es que, ¡joder!, le echo de menos. Aunque no quiero echar a perder esto.
Los pájaros. Son maravillosos, en su mayoría, en dos cosillas que me gustaría controlar: saben volar y cantar. ¿Qué más podría desear? Así con todo, padezco ornitofobia.
Soy la contradicción personificada. Y jactome de ello porque, otra vez, le echo de menos.
Los pajaritos siguen cantando. Un rato vale, es bonito, pero cantan por la mañana, por la tarde y a estas horas. ¿Qué horas son estas de cantar? A esta hora toca rocanrolear.

Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras.
Ésa es una descripción fabulosa del ser humano.
¿Quién te ha visto? Viéronte crecer tu familia, tus amigos, tus profesores.
¿Quién te ve? Aquellos por ti seleccionados para seguir ahí.
Sombra de lo que eras. ¡Qué belleza de frase! "El hombre es el sueño de la sombra", ¿y el sueño del hombre? ¿Cuál es el sueño del hombre? Más de una vez sea probablemente ser solo sombra. ¡Pero qué bien viviríamos! Te cambio un "tierra, trágame" por un "sol, vete y así no existo". Ser sombra. Como el café que no bebo y me hace tener sueño y delirar. Ser sombra. Debe ser un oficio, una ocupación preciosa. Con muchas vacaciones, dicen. Imagínate, vivir en uno de esos países en que durante equis meses solo hay sombra, ¡no tendrías que proyectarte en ningún sitio! Ah, que hay luz artificial, da igual, somos personas, siempre encontramos la manera de escaquearnos. "Hay pícaros lo suficientemente pícaros para hacerse pasar por personas honradas." ¿Personas? Pero si precisamente carecemos de personas. Está todo lleno de gente. Gente en demasía. Gente por doquier. Gente a raudales. Gente, gente, gente. Monopolizada, monótona, mono a secas.
Empezaron algunos hippies pidiendo la igualdad y mira lo que conseguimos, ¡ser iguales! Mentira, me abstengo de ese grupo. Mira lo que conseguísteis, ¡ser iguales! ¡Idénticos! ¡Clones! Y es tan triste... Tan triste que vuelvo a echarle de menos. Sin motivos aparentes. Con demasiados motivos transparentes.
La frase de la picardía es de Napoleón, ¡asombroso!

Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras.
Uno de los títulos más bellos habidos y por haber. Es de Miguel Hernández, ¿qué otra cosa podría yo sino creer?
Vistos somos.
Dijo un tal Karr (¡dichoso el día en que recuerde el nombre del pobre angelito!) que el ser humano tiene tres caracteres, el que exhibe, el que cree tener y el que realmente tiene.
Acabo de googlearle, Alphonse Karr. Alphonse, gracias.

Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras.
Así que me parece que se reduce todo a la bella frase, "sombra de lo que eras". Porque cuando te vas eso es lo que queda, tu sombra, muchas veces trazada con tiza por quien te amó.

Comentarios