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Mostrando entradas de abril, 2010

Numás.

Nunca jamás. Jamás nunca. Adoro a Peter Pan.

Para ti. Mi escritora gatuna favorita.

No. Yo no olvido. Sé, por experiencia, que cuando olvidas algo lo mandas al subconsciente y, en ocasiones, la censura se afloja. Y que se proyecte en tu memoria lo olvidado te puede destrozar. Te habías acostumbrado a vivir sin él y su repentina aparición rompe tu "rutina olvidadora". Yo no olvido. Yo maquillo con el presente el pasado. No entierro en el jardín de los recuerdos. Mantengo las flores en él. Todas, sin excepción, aunque alguna esté podrida y lo afee. Es más, de vez en cuando me acerco a la flor y la miro. No es puro masoquismo. Es atenerse a los hechos, por si el olvido acecha. Yo no olvido. Va contra mis ideales. Olvidar provoca mi llanto. Los recuerdos están ahí, por más lacerantes que sean. Por más que hurguen mi herida cuando mi mente hace flashback. Yo no olvido. VIvo el presente alternando mi mirada entre el volante, el espejo retrovisor y el horizonte. (El ejemplo más horrible que numás se me haya ocurrido.) La aprecio y leer sus entradas me hacen im...

Idiotez.

Adicta. No a una droga. No a una droga sólida, material, palpable... Te quiero a ti como anfetamina. Quítame de éste mundo. De este mundo cruel. Aléjame de la tristeza. ¿La tristeza causada por quién? Por ti. Porque está arruinado. Se lo dejó todo en drogas. Y sin embargo sigue amándolas. Si le preguntas si es masoquista te contestará que no. Y si le preguntas si es morboso te contestará lo mismo. ¡Viva la hipocresía! Encima se enfadará tanto que quizá hasta te parta el labio. Habría sido más facil no coger una hoja en blanco y teñirla de sueños. De expectativas. De deseo. Porque el dolor es fruto del placer. O de la busca de éste. Porque entonces no tendría que querer borrar la maldita hoja que me está causando tantos problemas... No la puedo arrancar. En la vida no puedo arrancar una hoja. Tendría que matarte y luego suicidarme. No lo merecemos. It's better to burn out than to fade away slowly. Por eso borro siempre. Aunque arrancara la página quedaría la tira ésa de papel. La ...

Para ti. Mi más fiel amiga humana.

—Hola bonita. —Hola… —¿Y esa desgana de dónde proviene? —Del bolsillo del amor. —¿Qué pasó cielo? —Hoy me encuentro triste… —¿Quién partió tu corazón? —Realmente… Realmente ni siquiera lo ha tocado… —Ajá… Entonces es ése el quid de la cuestión. La falta de reciprocidad. —Uf… No es tan sencillo. —¿Entonces? —No tengo ganas de tocar ese tema. —¿Y qué tema quieres tocar? —Concédeme un deseo. Dame lágrimas que llorar. —No comprendo. ¿Qué pasó? —Tengo un nudo en el pecho que me quiere envenenar. Quisiera desahogarme echándome a llorar. Mas, por mucho beber agua, las lágrimas no emergen. —Mmm… ¡Qué caso tan peculiar! ¿No te has planteado que quizá no hay realmente una trama que te cause esa supuesta pena. —No te entiendo. —Siempre has tenido mucha imaginación. —Ya… ¿Y qué? Estoy triste. —La tristeza no implica lágrimas cariño. —Pero yo siento que con ellas me podría liberar. —¿Y por qué no acudes a la sonrisa? —Porque asociar la tristeza con la sonrisa suena… Suena a t...

Para ti será incoherente. Para mí, lo más ingenioso que escribí nunca.

Es la hora de jugar. La actividad prevista para hoy consiste en hacer un puzzle. ¿Preparada? ¿Lista? ¡Ya! Junta sus labios con el propósito de no abrirlos más durante un rato. Guarda sus palabras en el fondo de su ser. Ahora no, no es el momento adecuado. Escucha el silencio. Se relaja: inspira y expira suavemente. La deja entrar y apoderarse de ella, una vez más. Consigue cogerla con un par de manos inexistentes y guardarla en su cofre invisible. Sí, aquel en que lleva semanas acumulando trozos de papel con fragmentos de pensamientos. Abre sus ojos sin levantar los párpados y deja a sus pupilas vagar por el rostro más bello jamás advertido. Despliega las alas que no tiene y echa a volar sin siquiera saber cómo. Una vez metida en el rol, toma el cofre y esparce en su cama las piezas de su futura obra. No hay tiempo que perder y no sabe siquiera por donde comenzar. Presión, desesperación… Sentimientos pesimistas que la destruyen y la abandonan tirada, durante cincuenta y ocho minu...

Fragmento.

Rozo mi nalga cuando me bajo la falda. Y siento que aún poseo ese vaho de esperanza. El espejo empañado, poco a poco se ha enfriado. Mas reside aún la marca del susurro del vapor. Bajo la tenue mirada de tus ojos color miel, mirando fijamente el imperdible que cuelga sobre mi pecho; sé que estás preguntándote por qué. No sé si acaecerá. Mas es ése mi deseo, que seas tú la primera en recorrer mi piel desnuda. Ni sé cómo pasó. Pero tu fuerte carácter a ella me recordó. Y finalmente estoy aquí, escribiendo estas líneas, ansiando que sea usted, quien deje huella en mi vida. ¿Soy cruel? Pensando en ella, hablando con él. Es sólo que mi imaginación no da para tanto. Y eso quiere contaminarme. Bah, pretende no más.

Sin fin no hay título.

A su paso deja huellas. Tiñe el rastro con el plástico rojo de sus desconchados botines, con el ADN infiltrado en las lágrimas antaño puras, ahora parte del barro. Dibuja un camino con los pétalos del jazmín que ha deshojado, caen lentamente de sus rasguñados brazos. Rotundamente no. ¿Cuántas flores tuvo que deshojar para llegar a aquella maldita conclusión? Quizá fue coincidencia, pero ya es muy tarde para lamentarse. Es una promesa. Él lo dijo “nunca te arrepientas de lo que hiciste”. Ya ha deshojado toda la hermosa planta que caía en pendiente junto a la cascada de este tenebroso bosque. Se sienta en una piedra y admira las hojas caer. Qué fortuna observar los últimos retazos del otoño que se colaron en el nacimiento de la primavera. ¡Qué tiempo extraño! Hoy hay viento y mañana tal vez será el día más soleado del año. Ni los meteorólogos saben. Se pierden entre nubes borrosas y borrascas ventosas. Pretendía abrazar su torso, tiene frío. Pero entonces advierte que le duelen los b...

Demasiado. Tanto que me agota.

Toneladas de papel. Toneladas de tinta. Ni una pizca de inspiración. ¿Debería sumergirme en las aguas de la depresión? Todo suena tan igual, tan reiterativo. No sé qué pensar. Quizá me ha vuelto a abandonar. ¡Qué tópico! En busca del tesoro perdido. Mentira. Yo no lo perdí. Por decirlo de alguna manera, aunque sea gramáticamente incorrecta, se autoperdió ella sola. Yo no le di la libertad de irse por ahí. Ni siquiera me pidió permiso. Yo no le quité el collar con que me gustaría atarla…

Tocando a las puertas del cielo.

Lo consiguieron. Aprender a volar. Carecer de miedo a las alturas. ¡Qué envidia! Hoy es un día nublado. No me gusta. Me causa migraña. Sí o es casualidad que siempre me duela la cabeza los días nublados… Abro el cajón y tomo uno de mis sueños. Me acerco a la ventana y lo lanzo al vacío. Vuelvo sobre mis pasos y me arrodillo junto a la gaveta . Uno, dos, tres, sollozo. Uno, dos, tres, inspirar y expirar. Uno, dos, tres, me calmo. Tomo otro de mis sueños y apoyo mi vida en él. Me recompongo. Como el cojo, mi sueño es la muleta que ambos necesitamos para vivir. Lo material no es suficiente si la base no es buena… A estas alturas de la circunstancia es cuando miras hacia abajo y adviertes dónde estás parado. Si eres astuto revisarás tus cimientos. Porque todo producto necesita revisiones de vez en cuando.

Contigo.

—Dime, ¿crees que lo hará? —¿Quizá o tal vez? No sé, no sé. Desconozco. —Yo también. Pero sé que me encantaría. Y me dan igual las consecuencias. —Mentira. —¿Acaso importa? —Sí y lo sabes. —¡Qué borde eres! —No soy borde. Pero eres tú la que tiene ojos que llorarán. —Es verdad. Y eres tú la que sufre. ¡Perdóname! —Bah… —¿Te has enojado? —¿Crees que no soy yo quien realmente la ansía? —¿Por qué será todo tan complicado? —Ésa es la razón porque te planteaste ser asexual. —Ja, ja y já —suspira—. Sin embargo, aunque ardo del deseo, sé que le tengo miedo. —No sé qué decir. —Yo también me he quedado sin palabras. —¡Ay, amada mía! —Dime, cielo. —¿Verdad que es bonita? Se parece tanto a… ¡Jo! —¿Por qué te lamentas? Eso debería alegrarte. —No, demasiadas excusas tengo para no hacerlo. ¿Crees que sucederá? —No tengo la más remota idea. Sólo puedo admitir que nos espera un impredecible final. —A ti sí se ajusta esa sentencia; a mi sólo me queda esperar a la muerte. —No hab...

Cabezas.

A veces perdemos la cabeza. Porque estamos drogados. Porque estamos angustiados. Porque estamos extasiados. Porque estamos enamorados. A veces la perdemos por alguien. A veces la perdemos por algo. A veces imaginamos previamente qué pasaría. Otras nos pilla por sorpresa. Pero, mantener SIEMPRE la cabeza sobre los hombros, es tan difícil.

¿Quién dijo...?

La chica de largas pestañas se recostó en la cama, tal y como estaba, semidesnuda. Las lágrimas recorrieron su cara aún maquillada. El tiempo pasaba y las lágrimas se tiñeron del color de la máscara. El polvo que daba color a su faz quedó impregnado en las sábanas. Y sobre la almohada, sus rizos se apelmazaban. Desear. No lo prohibido. No lo indebido. No lo inapropiado. Sino lo malo, lo envenenado. Seres morbosos. Nos reímos si él se cae. Tomamos drogas por diversión. Y es que soy esa chica. Marcha atrás hacia el pasado y vuelvo a manchar la ropa de mi cama con mis lágrimas. Porque ansío lo que menos me conviene. Deseo los carnosos labios que, impregnados en silencio, mi corazón un día rompieron. ¡Vaya metáfora más horrible! Jamás me he desangrado… Detesto quererte. Aunque sea una sensación preciosa. Tal que pienso en ti y aparecen alas en mi espalda . Vuelo y una vez en el cielo me despojo de mis vestiduras y me baño en las algodonosas nubes. La pregunta es, ¿me gustaría ser feli...

Sin título aparente.

Me siento una vez más en aquel escalón verde, deseando observar a mis compañeros pasar. Un balón, la sombra de las nubes eclipsando al sol, una mano… Terrible conspiración a favor de salvar mi mirada perdida. La música en mi cabeza desaparece periódicamente. Los últimos retazos de la negra voz de mi ídola vienen y van, dejando fluir las palabras que trasplanto a esta hoja cuadriculada de mano de un bolígrafo tomado sin permiso. La fuerza de contención que ejercen mis lagrimales equivalentes son a las que en su día hizo mi alma, el porqué de estos traumas. No todo tiene aparente explicación. Y no todas las explicaciones abarcan un todo. ¿Qué se le va a hacer? Los pros y los contras de la perfecta imperfección. No busques respuestas en la caja vacía. Limítate a suponer. Me enfado conmigo. Otra vez. Menos mal que no me va el tema de autolesionarse, si no no creo que estuviera escribiendo esto... En fin, me ha vuelto a abandonar. Esta vez ni he llorado... ¿Qué te pasa? ¿Qué me pasa? ¡Ah,...

Siento mucho tener que censurar desmesuradamente.

Y en aquel suspiro vocaliza suavemente la fonética que conforma su nombre. Cierra los ojos y se recluye en aquel mundo que le gustaría conocer. Como aún no lo hace, se limita a imaginar, el único medio por que es capaz de besar la dulce y húmeda boca de don Placer. Y sueña con una condición en que no tiene que vivir ni un minuto más sin haberla conocido. Sin haberla advertido, ni siquiera vestida. Sin haber rozado su preciosa pálida piel. Su largo cabello (…). Sus finas manos (…). Sin haber oído su misteriosa voz. Maldita masoquista, aun intuyendo que esto quizá no suceda, niña caprichosa, sadomasoquista también es. “Azótame” le espeta, esperando no solo el latigazo del aristócrata, sino también la más brusca de las penetraciones. Mientras en su cabeza se suceden esta serie de fantasías, su mano se desliza suavemente (...). Quizá algún día quite estos paréntesis. Quizá algún día le quite el polvo a mi traje de desparpajo, ése que visto sólo en las reuniones de letras. Quizá algún día.....

No pidas más.

El cielo se ha partido ¿lo podrá alguien sanar? Las nubes se han esparcido, ¡me entran ganas de llorar! Los suaves rayos de sol intentándose colar, y así dejar traslucir al astro de la eternidad. Nubes teñidas de gris, siento que me voy a ahogar. Ejercen presión sobre mi, no puedo ya respirar. Sentimiento entrañable: las bravas olas del mar. Y mi ropa permeable se baña en agua con sal. No, no pidas más de mí. ¿Se te olvidó otra vez que soy imperfecta?

Quisiera encontrar un título. Un buen título.

[...] es por eso que prometo no volver a poner un punto y final. Porque he de ser sincera. He de mirarme al espejo y darme cuenta de una maldita vez que no poseo más que imaginación, lápiz y papel. Sólo un numerador demasiado pequeño sobre ese enorme denominador. Nada más que una fracción. Nada más que números. O letras. ¿Quién sabe? Ni yo. Estoy bloqueada incluso aquí. Donde, se supone, debería poder disfrutar de mi libre albedrío. ¿Se puede ser libre sin ser? No soy nadie que posea el derecho de decir final. No tengo ese ¿poder?, esa ¿magnitud? Cansada estoy. Y da igual que me tome las vitaminas de los suspiros de alegría. Porque está permanentemente pintada en mi cara esta falsa sonrisa. Y no vienen a mi mente ideas acerca de cómo convertirla en algo real. ¿Puede el pintor darle movimiento a su cuadro? Claro que sí. Entonces yo debería poder... Otra vez lo he hecho. "Finalizarlo." ¿Quién o qué dice que debería poder? No hay leyes, ni físicas ni políticas que me impongan s...