Para ti será incoherente. Para mí, lo más ingenioso que escribí nunca.

Es la hora de jugar. La actividad prevista para hoy consiste en hacer un puzzle. ¿Preparada? ¿Lista? ¡Ya!
Junta sus labios con el propósito de no abrirlos más durante un rato. Guarda sus palabras en el fondo de su ser. Ahora no, no es el momento adecuado.
Escucha el silencio. Se relaja: inspira y expira suavemente. La deja entrar y apoderarse de ella, una vez más. Consigue cogerla con un par de manos inexistentes y guardarla en su cofre invisible. Sí, aquel en que lleva semanas acumulando trozos de papel con fragmentos de pensamientos.
Abre sus ojos sin levantar los párpados y deja a sus pupilas vagar por el rostro más bello jamás advertido.
Despliega las alas que no tiene y echa a volar sin siquiera saber cómo.
Una vez metida en el rol, toma el cofre y esparce en su cama las piezas de su futura obra. No hay tiempo que perder y no sabe siquiera por donde comenzar.
Presión, desesperación… Sentimientos pesimistas que la destruyen y la abandonan tirada, durante cincuenta y ocho minutos y cuarenta y ocho segundos, junto al estéreo, llorando como una histérica. Lo peculiar de la situación es que no se haya ahogado. En fin, su ángel de la guarda se aguantó las ganas ir al baño. El disco dejó de girar. Pero sigue sonando en su mente visceral. Canciones de letras taciturnas disfrazadas perspicazmente de petulancia. Se tumba en su lecho aplastando los papeles. No vislumbra el destino de estos, y esto la sulfura. Dicen que después de la tormenta llega la calma. Sigo esperando. Llovió toda la noche, toda la madrugada, toda la mañana y son las siete de la tarde y sigue lloviendo. La lluvia nos altera. Encima no cae rociándolo todo, se trata más bien de un chorro uniforme que crea fosas en el césped.
Lo que no cabe en su cabecita es por qué no puede escribir algo coherente si ella está a su lado. Sí, ella, su inspiración. ¿Por qué no hay nada? Quizá está todo dicho. Pero pensar eso siendo tan joven es tan triste y macabro. Podría conducirla al suicidio.
Mira desesperada los papeles. Tal vez… Tal vez no es que no haya nada que expresar, sino que hay demasiado. Pero no hay suficientes vocablos.
No debe permitirlo. Caer otra vez en las redes negativas está prohibido. Debe reunir fuerzas y ser fuerte. O, mejor dicho, demostrar lo fuerte que es.
¿Tendrán las hadas sueños? Y si así es, ¿tendrán la oportunidad de que se les concedan sus deseos? Qué lamentable si la respuesta es "no"…
Y ¿qué pasa con quienes tienen deseos y no tienen hada? Qué aciago destino…
Mundo desolado. ¡En qué nos hemos convertido! Está todo tan sucio… Ni esta maldita lluvia puede limpiar lo que ya grabado está.
Todo lo que admito sobre ti tiene origen en mi mente de mano del pincel de la irrealidad y de los colores de la imaginación.
Luego me quejaré cuando me digas que escribo abstracto. Yo sólo escribo lo que veo (y no hablo de ojos). No soy traductora. Ni pretendo serlo.

Sufrió decatrofobia. Luego quiso vivir rodeada de treces. No porque superase su fobia, sino porque tenía un sueño, vivir rodeada de ciencia. Ahora no sufre, tampoco sueña. Simplemente espera una evasión concisa.
Calzo mis nuevas botas. Las que ni siquiera me gustan. Son los gajes del capricho.

Creo que Freud estaría orgullosa de mi.

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