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Mostrando entradas de marzo, 2010

Una de cal y otra de arena.

—¿Por qué lloras? —  me pregunta el jazmín. Como si no lo supiera… — ¿Pues por qué va a ser? Estoy triste. ¿Acaso me has visto esbozar alguna sonrisa veraz en estos últimos días? — Pues sí. Y no mientas. Eres feliz, no sé por qué te comes tanto la cabeza. — Yo no sé por qué estoy hablando con una planta. — No lo haces. — Lo sé. Miro al horizonte. ¿Por qué vivir engañándose? Me gustaría hacerme pequeñita . Tan diminuta que cupiera bajo el abrigo de las hojas de un bonsái. Tan chiquitita que en el susodicho pudiera ocultarme hasta que amaine. No se me dio un manual de instrucciones. Junto a mi cuerpo desnudo sólo hallé un alma que actúa como instinto. Una mente que opina acerca de éste. A veces fusionándose dan lugar a ideas mágicas, magníficas. Y un derecho, con complejo de deber, que me obliga a equivocarme. El ser más imperfecto jamás creado. Gente como ella, como yo. El miedo me recluye como si de cadenas se tratara, cuando la libertad roza mi mano. ¿ Así se supone debiera s...

Cómo siente, cómo siento.

Desliza sus dedos por la aldaba de la puerta al cielo. No está muerta. Tampoco viva. No se atreve a tocar. Mis ojos se anegan en lágrimas, pero no voy a llorar. Desechar los sueños duele. Y duele, también, no poderlos reciclar. Expectativas que nos arrastraron a una felicidad superficial. Y otra vez olvidé la verdad. "Nunca" siempre me acompañará. Esto es algo que se supone yo debiera recordar. Porque nunca seré libre, nunca seré feliz. Y no lo pienso evitar. Asesina de sueños. Sigue ahí, frente a la puerta, indecisa. ¿Qué hacer? ¿Qué decir? ¿Qué pensar? ¿Qué creer? Si abraza la aldaba con su dulce mano. Si articula la muñeca hacia arriba y hacia abajo. Si la suelta. Si alguien abre la puerta. Si se arriesga a entrar y permanece ahí hasta el fin… ¿Qué será de ella? ¿Qué será el fin? Si se da la vuelta. Si se marcha. Si se arriesga a no haber entrado y a permanecer, dondequiera que vaya a parar, hasta el fin... ¿Qué será de ella? ¿Qué será el fin? Como si tomara una na...

Reflejo.

Mírala. Morirse de pena. Observo su inexpresivo rostro en el cuarteado espejo. Sonrío y me sonríe. Entonces una lágrima surca su rostro, mi rostro. Me encantaría encontrar el pañuelo que enjugue mis lágrimas y me saque esa felicidad que en mi interior yace. Porque quisiera intentarlo con plena seguridad de que lo conseguiré. No hay más razones que me obliguen a permanecer aquí. Ni yo misma me permito gozar de libertad. Tiré los sueños por la borda. No tenemos ninguna misión que vivir, sólo vivimos, algunos, muy pocos, pensamos, creamos ideas y hay quienes las llevan a cabo y quienes no, entre las personas del último grupo me encuentro yo. ¿Azar? ¿Hado? ¿Dios? Ignorancia. Se necesitan ilusiones para vivir, pero no se puede vivir de ilusiones. Soy extraña para ellos, soy extraña para mí. Soy la persona más feliz (exteriorizar) y la más infeliz (interiorizar) del mundo. También soy una mentirosa. Inutilidad. Porque incluso lo que se me da bien me sale mal. No siempre, a veces. Fracaso. S...

No hay otra opción.

Como un vaivén. Como un columpio. Como la marea. Posee la llave de la puerta y vuelve y se va cuando le da la gana. Mujer pícara ella. Niña embobada, enamorada yo. Y así es como, sin darme cuenta, me enamoré. Aquella persona, a quien llamé amiga, cautivó mi corazón. Ahora que estamos separadas, siento que me parto en dos. Cada vez que rememoro lo que al olvido nunca llegó. Lo juro, lo que fuera daría. Lo que sea con tal de borrar ese día. Día que mi vida marcó y de ella me separó. Lo siento. Siento muchísimo que todo salga tan mal. Yo no planeé esto. Pero es mejor, aunque me duela, ser veraz, afrontar la verdad. Aunque nos distancie aún más. Siento muchísimo que nada saliera como debiera. Probablemente yo no sería como soy, ella tampoco, nadie. Me hundo en lo más profundo de esta tristeza que me acompaña desde aquel maldito día. La amé, la amo y la amaré. El amor no muere. El amor perdura. Qué más da lo que digan los demás. Quisiera no depender de ellos, ser libre e ir en su busca. ...

Un poquito más.

Inspira. Expira. Según la información del papelito que viene con el saquito de té, esta infusión me relajará. Quizás me quite esta extraña sensación parecida a la depresión. Creo que soy bipolar. Sí, esas personas que hoy te dicen te quiero y mañana,  te odio . Y no sé si estoy loca. Lo digo, perdón, lo escribo seriamente. Me he creado un alter ego para no estar sola. Me he inventado o quizá es verdad, que es ella quien escribe esto. ¡Oh no! También sufro angustia existencial. No sé si es la edad. O el entorno. Antes no me sentía tan insegura. Las cosas han cambiado tanto… La tacita con el té aún está muy caliente. Desprende humo. Lo más irónico, por llamarlo de alguna manera, de esta situación es que cuando alguien lea esto, si es que alguien lo lee, no se planteará si estoy escribiendo lo que siento, lo que pienso. No dedicará un minuto más de lo habitual para cuestionarse si soy veraz. Simplemente me dirá “qué bien escribes”, yo sonreiré.

"Paraula"

Pregunto “¿Qué pasa?”. Contesta “No pasa nada…”. Y eso es lo que pasa. Que nunca pasa nada. Vida estática. Monotonía. Qué vida tan aburrida. Tan reiterativa. Lo llaman rutina. Anhelo salir de esta línea. No es atrayente la palabra  “ siempre ” . Desde niños nos animan a luchar, a no decir nunca “jamás”. Pero jamás te dicen no digas “siempre”. Qué soñadores todos… Cuando das tu primer beso y dices “te amaré por siempre” no estás más que mintiendo. Aguafiestas.  “ Siempre ”  y  “ nunca ”  van por siempre de la mano, hasta nunca. Cómo somos las personas… ¡Qué limitadas! Nunca pasa nada porque siempre pasa algo. Y ya está. Nacer, nutrirse, reproducirse, morir. Luego lloro cuando mi profesor de ética me dice que todo acaba en el fracaso.

El quince de marzo.

Quisiera desasir esta sensación que lentamente envenena mi alma clavando sus ponzoñosos dientes en el centro de la llaga. Quisiera espetarle “vete” y saber que mi deseo se cumplirá. Lo intento. Uno, dos, tres, “vete”. No lo conseguí. Y estoy ya cansada de fracasar. Quisiera ser más fuerte, menos débil, más grande, menos niña. Pero veo, pero siento, que se hace tan difícil. No me gusta rendirme. Pero, al igual que el adolescente cabezota se empeña en fumar, yo me empeño en quedarme atrás. A él no le gusta aspirar ese aire mugriento. Pero lo hace. Y quién sabe por qué. No le gusta cómo huelen sus manos, sus ropas, su pelo. No le gusta esa molesta tos que le entra a la media hora. No le gustan las uñas amarillas. No le gusta despilfarrar su dinero en algo que no le agrada. Y aún así le da al vicio que vicio aún no es . Y quién sabe por qué. A mi tampoco me gusta perder. Soy egoísta, me encantaría y daría lo que fuera por siempre ganar. Pero la vida es… ¿Injusta porque no me da lo que ...

Vuelvo la vista atrás.

Recuerdo aquellos días en que mi tía me llevaba a ver la “última” película de Disney. El miedo y la tristeza componían mi cuerpo de niña. ¿Por qué? No, no entendía. Entonces preguntaba: “mamá, papá ¿por qué la última?”. Ellos contestaban con respuestas sin sentido para una inocente niña. Entonces otra vez me poseía la curiosidad “¿por qué?”. En aquella época jamás llegué a comprender. Evoco aquel día en que acudí con mi papi a “recoger unos gatos”. Fuimos a un edificio muy grande en que había mucha gente, muchos ordenadores y teléfonos; el silencio no existía. Recorrí la estancia con la mirada, pero ni un animalito divisé. Mas la esperanza conservaba. De vuelta a casa, en el coche, sólo íbamos mi papá y yo. “¿Qué paso con los gatos?” me preguntaba a mí misma, en una nube de confusión. Otra vez me encontré con mil y un respuestas sin sentido. Nunca lo llegué a entender. Vuelvo la vista atrás. Y hallo recuerdos que tranquilamente nadan por mi mente. O por mi alma. Quién sabe. Simplemen...

Soy tan cabezota.

Vivir en la falacia. Porque sé que los mataré. Cuando la boca abra, cuando mi mente exponga, cuando aquello que tanto asusta diga, el disgusto de su vida les daré. Porque no quiero ser su amiga mientras viva esta mentira. Porque no quiero que me digan te quiero sin siquiera haberme abierto, sin siquiera haber explorado en lo más profundo de mi ser. Porque me duele. Porque es tan difícil no quererlos. Porque sé que les causaré repulsión en cuanto sea veraz y suelte todo lo que mi conciencia está carcomiendo. Porque me siento acabada. Siento que me estoy rindiendo. Y ya no sé cómo se supone que debiera actuar. Y porque no sé qué hacer, qu é  decir, qu é  pensar, qu é  creer, con tal de dejar de decir "no sé". Porque esto está lleno de porqués que no tienen verdadera identidad de respuesta, principalmente porque no contestan ninguna pregunta. Porque soy una cabezota. Y me daré mil veces contra el mismo muro. Y tropezaré mil veces con la misma piedra. Y cuando muera sólo ser...

Nada más.

Y mis ojos se anegan en lágrimas. Porque lo sé. Y es una verdad triste. Porque a lo largo de mi vida me he topado con varios situaciones a las que habría dado un giro de ciento ochenta grados. Quizás las cosas habrían ido mejor o quizás no. ¿Quién sabe? ¡Nadie! Tal vez habría sufrido menos, mas, ¿qué es la vida sin dolor? ¿Cómo podríamos aprender algo, cualquier cosa, si todo pudiese… ser girado? Tan sólo palabras, miradas, gestos, movimientos… Días, que pasan. Y nada me dice nada. Me contaron que de la nada todo sale. Pero no sé sacar algo de la nada. Aquella quién llamé hermana me confesó creer que de la nada, nada sale. Él diría "es que no quieres saber". Cállate, contestaría, aunque odie dar órdenes. No tiene ni idea de lo mucho que lo intento. Al menos la esperanza tengo de que a algún sitio llegaré. Sé pensar y no necesito más que eso. Otra vez. Tan sólo palabras, miradas, gestos, movimientos… Días, que pasan. Y todo no me dice nada. Me contaron que de la ...

Me han contado...

Entender, advertir, comprender, captar, discernir, vislumbrar, deducir, descifrar, conocer, interpretar, percibir, saber… No encuentro palabras que expliquen este estado de inopia en que me encuentro. He leído, he escuchado. Tan sólo seres humanos. Le han echado la culpa a la edad, al entorno, a la personalidad. Me han llamado rara  porque me salgo de los cánones instaurados en esta sociedad. Me han llamado rara  porque ellos se auto denominan normales . Y no tienen ni idea de lo que esto significa. No se han atrevido a pensar. No, eso les aterroriza. Y se ríen de mí porque no tengo miedo a reflexionar, no tengo miedo a volar . Ja, ja, ja, yo me río de ellos. Incultos. Ni el significado de la metáfora conocen. Me han contado que no hay nada imposible. En fin, quizás algún día se darán cuenta. No pediré disculpas, sólo tenderé mi mano en señal de ayuda. El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Tan sólo un continuo círculo.

Ni tú, ni yo.

Su perfume hurté. Ahora desenrosco el tapón del pequeño frasco que contiene su aroma. Y éste se expande por toda la habitación. Mmm, huelo su fragancia, su marca. Ella. Señorita Vanidosa. Se sonroja si la miran, si la tocan. Miro, la admiro. Lía con sus finos dedos los ensortijados rizos. Tirabuzones que, pulcramente, han sido elaborados en su cabellera. ¡Qué lucido peinado! Esas infinitas pestañas, que envuelven sus ojos del color de la plata. Con tan sólo una mirada derriban la envidia del huracán. Esos carnosos labios color sangre. Sangre que mana por sus venas y mantiene su esbelta figura en vela. Esos ropajes que lleva. Dignos de ser vestidos por princesas. Ni muy anchos, ni muy estrechos. Ella en sí es la definición de gracia .

Dejar atrás.

El olvido no es bonito. Implica que hay algo que ocultar. Algo que, tarde o temprano, emergerá a la realidad, la dura realidad. Olvidar, tal y cómo la mayoría de ellas la utiliza, palabra cuyo significado es potencialmente radical. Borrar algo, totalmente, de esta vida, hacerlo desaparecer de esta eternidad en que nos encontramos dispersos. Hacer de cuenta que nunca existió. ¿Culpa de la tecnología quizá? Sí, me refiero al aparato ése cuyo uso consiste en reproducir una cinta, dándote la opción de rebobinar y avanzar. Nuestra vida es una película, pero nadie posee un mando con que pasar, hacia adelante o hacia atrás, los fotogramas que la componen. El olvido no es bonito. Olvidar equivale a borrar. ¿Por qué? Lugares, situaciones, personas, acciones… ¿Quién borraría un tropiezo, si tras él hay una lección? ¿Quién borraría una sonrisa, si tras ella hay una alegría? Nosotras, personas ¿sabemos algo acaso? ¿Hay alguna verdad firme en que podamos apoyarnos? ¿Existe alguna sentencia ...