Un "adiós" indefinido.

Aunque sea algo que odio hacer, fui en su busca. Y no la encontré.
Se ha ido.
¿Volverá?
Eso espero.
No sé que pensar.
Ha pasado ya una semana. Despertarse con la cabeza llena. Incapaz de ver más allá de esta niebla que me envuelve con sus vaporosos brazos. Y así comenzar el día pretendiendo soportar unas cuántas horas hasta llegado el momento en que pueda posar mis rizos sobre la almohada, cerrar los ojos y evadirme durante, lo menos, ocho horas.
La vida. ¿Período determinado de tiempo? ¿Acaso llega a su fin?
Ella se ha ido. Sé que no la encontraré, se descubrirá ella sola. Mas, saturada de esperanza, he mirado por todas partes. Una nota, un post-it, una carta, lo que sea. Sus letras, su indescifrable caligrafía, sus palabras, magnífica fusión la nuestra, ella Alma, yo Mente.
La amo. Y ni siquiera sé cómo expresarlo.
¿Por qué?
Una fotografía en que impreso nuestro amor está arde lentamente en mi chimenea de los recuerdos.
La amo. Y ni siquiera fui capaz de decírselo mirándola a los ojos. ¿Ojos? Sí, esos preciosos ojos penetrantes, esa hermosa mirada impasible, invisible.
La amo. Necesito que vuelva. Sé que necesito que lo haga. Y sin embargo, todos estos versos ¿de dónde han salido? ¿Acaso la llevo aún dentro?

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