La intención es lo que cuenta.

Otra lágrima cae por mi rostro. Y no puedo detenerla. ¿Acaso puedo detener algo a día de hoy? Quise parar de soñar y con esto parar de tropezar. Porque despertarse tras un sueño bonito duele.
Porque quise ser astronauta para ir a Plutón, justo en el momento en que éste dejó de ser planeta. Porque quise inventar lo inalámbrico cuando ya había sido inventado lo portátil. Porque quise ser mujer hasta que me di cuenta de que sería niña hasta el fin de mis días. Porque quise escuchar susurros cuando estalló la guerra.
Y otra lágrima surge de mi lagrimal para surcar mi rostro. Porque las ilusiones son necesarias en esta vida, y aprender de ellas también.

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