Silas.

Ojalá no fuera castaño. El muchacho de blanco y negro. Cual película antigua. Sangre compuesta por apatía. Engulle lo que sea que es contrario a la energía. Está apagado. Modo ahorro.
Monotonía.
Desde principios de otoño, no es casualidad, está fuera de combate. Yo lo notaba, yo lo sabía.
Le observé minuciosamente divertirse a su manera. Tocaba, miraba, bajaba y subía, reía, escribía,  releía, estudiaba, hablaba, cortaba, exhibía, rechazaba, discutía siempre con esa sonrisa torcida.
Quise comprobar si el sol le recargaría así que le tumbé en el pavimento. Siguió igual de soso y empanao como siempre. Personaje plano de esta historieta de hechos llanos, carente de acción.
Ni en su ropa ni en su casa, ni en este cuento ni en su alma se puede hallar color. Todo está impregnado del más oscuro de los negros. No importa cuan profundo te sumerjas, está conectado en estado ausente. Él vive muerto. 

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