Amor.
El calor me abrasa lentamente. Mis ojos frágiles débilmente soportan la luz a través de las gafas de sol. Mis pies fatigados yacen fijos en el suelo. Y aparecen como de la nada, dos violinistas tocando un bello tango. Por primera vez en mi vida deseo escribirme en la frente ARGENTINA. Y olvidar todos los males, y dejarme llevar por esa música tan bella y tan llena de sentimiento. Y un millón de recuerdos se acumulan en mi mente. tengo ganas de salir corriendo, rechazo volver llorar en público alguna vez. Juro que son los violines más hermosos (y se me queda enano el adjetivo) que he oído en mi vida. Otra vez ese meloso estribillo. Por fortuna llevo los anteojos, si mis púpilas se nublan nadie lo notará. Dios mío, en estos momentos hasta te puedo ver reflejado en esas increíbles notas. Jamás pensé que alguien podría ponerle tanto sentimiento a un par de cuerdas y un palito de madera. Jamás. Ignorante de mí, tampoco pensé que algún día volvería a sentirme de esa manera.
El sol me quemaba la espalda, pero eso no importaba. Tuve la necesidad de irme, la plaza de Mayo se acercaba a mí sin yo desearlo...
Gardel me ha robado el corazón.
Comentarios