Prehistoria.

Milésima de segundo. Centésima de segundo. Segundo. Minuto. Hora. Día. Semana. Mes. Bimestre. Trimestre. Semestre. Año. Lustro. Década. Siglo. ¿Eternidad o infinito?
No lo sé. Y tampoco sé si estas palabras tienen verdadera identidad. Puedes hablar de la milésima de segundo más larga de tu vida o del siglo más corto de la susodicha.
Y cada vez que esta maldita manía humana por el orden mueve la manecilla de cada reloj de este planeta, nos alejamos un poquito más. Es como si aquella fina capa de arcilla a la que dimos lugar perdiera consistencia. Y cada conflicto ha caído cual lágrima sobre ésta, empapándola y colaborando en su lenta y dolorosa desintegración. Y cada vez que voy en tu busca, encuentro miradas que atrofian mi esperanza, palabras vacías; y siento que el aire vuelve a fluir entre nosotros, pero no es el aire que yo anhelo. Y me doy de bruces, tras otra vergonzosa y dramática situación, con que me falta madurez afectiva.
Si tú supieras… Pero como no lo haces… Pues simplemente no lo sabes…
Y me como mi pena, aunque sea de los más desagradables platos que numás he degustado.

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