Viajes en tren.

Mis lágrimas quieren llorar en compañía de la soledad. No hay causa, ni habrá consecuencia. No tiene origen, ni tendrá fenecer. Uff, maldita ignorancia, me perturba y me persigue hasta que enuncie el catorceavo "no sé". Me cae mal. Quisiera despojarme de esta camisa llena de parches (100% infalibilidad de mal género), pero tengo miedo a dar más de lo que tengo y que entonces mi recuerdo sea poco más que polvo en el viento disuelto.
Hermanos a mis lados, aun así en dieciséis años de vida sólo he encontrado a tres personas a quienes denominar de este modo.
Ay pobre de ella que se rindió ante la más falaz de las batallas mientras su llanto aumentaba equivalente a su sentimiento de culpabilidad ya que la pequeña Kamala está en alguna esquina perdida de Asia, muriendo de hambre y preguntándose a dónde habrán mandado a su hermano mayor. Es injusto. Es un hecho conocido que así es, se hallan ejemplos a raudales: "estoy muerta de frío", "tengo hambre", condenas de muerte, "tira las sobras"... ¿A quién le importa? A mí, a él y a algunos de vosotros, pero hablamos más que hacemos; tenemos la jodida edad de dieciséis años y creemos que cambiaremos el mundo (por experiencia afirmo que es muy fácil dejarse llevar por lo más básico de una ideología y decir "soy anarquista"). No, no vamos a cambiar nada; no al menos con un enfoque positivo para con mis hermanos más necesitados (acoto aquí que hay varios tipos de necesidades-pobrezas). Y señalo aquí que son muchas las generaciones que también se creyeron capaces de hacer algo. Por no mencionar esa palabra que tanto detesto (prefijo+posible), fueron revoluciones en vano. Sí, suena negativo, aunque no sea eso lo que quiero transmitir, pero, ¿quiénes, a parte de los profesores de historia, recuerdan el lema de la revolución francesa? ¿Quiénes sabe cuáles son los valores que deberían (y no lo hacen) prevalecer en la sociedad? Sí, vale, de acuerdo, lo admito; obviamente avanzaremos (y cada vez con pasos más grandes), pero en busca de la in-socialización (acabo de fundar una palabra; aceptando que soy alguien con la "profesionalidad" de inventar palabras y aceptando que las palabras nuevas pueden "fundarse").
(Venga, ignorancia, ven a mí otra vez).
No lo sé. No sé qué vamos a hacer. O qué se supone que debemos hacer. Me insisten en que tenemos una misión. Y lo creo, pues aun no he descubierto la mía (y quiero que acabaré en el ataúd sin haberlo hecho), pero me han deslumbrado ciertas personas (y me atrevo a utilizar este verbo porque tal luz me cegó positivamente) al mirarme a los ojos y contarme tantas cosas...
Puede que la vida sea como un viaje en tren. Depende de los viajeros y de su equipaje puede ser maravilloso o no-tan-precioso. A veces es efímero, otras es eterno. Posee uno tiempo para charlar, leer, admirar u observar, reflexionar... Tenemos que aprender a disfrutar. Porque, cuando el viaje termine, lo único que importará será salir por la puertecita y, al mirar al cielo, avistar los más brillantes astros.

Fortuna, gracias por sonreírme una vez más.

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