Unidos mediante pegamento clásica y obviamente humano.
Cuando uña y carne se separan, duele. Reflejo nervioso clásica y obviamente humano. A veces es un dolor psicológico experimentado tras ver el hueco que ha dejado el trozo de piel ausente, otras, es meramente ardiente y real. Se dice de algunas personas que son como uña y carne. Hay cortaúñas y alicates que se encargan de matizar ambos aspectos, existen los esmaltes que dan ese toque decorativo y la posibilidad de formarse en el cuidado de las puntas de los dedos. Nadie dice de dos personas que son como uña y carne separadas , aunque la expresión abarcaría un rango de emociones mucho más amplio que la tradicional. Nadie dice nada porque, perdidos en una espiral de incoherencias gramaticales y socioculturales, hemos llegado a apalancarnos en un divorcio carnal del que difícilmente podremos recuperarnos. Se está extinguiendo el pegamento humano mediante el que las pestañas permanecen sujetadas a los párpados, diciendo adiós a escenas cotidianas, mediante el que los vellos se eriza...