Tengo, pero no poseo.

Tengo hojas. Bien, bien, ese es el primer paso. ¿Qué más? Tengo bolígrafos, lápices normales y de colores, tengo pinceles y acuarelas, tengo ceras y rotuladores. Genial. Sigue, sigue... Pueees, tengo tiempo libre; no mucho, pero tengo. Eso está muy bien, estupendo. Una pista: te falta algo. A ver... ¿Puede ser la inspiración? ¡SÍ! Diste en el clavo. ¡NO! ¡ME NIEGO A NECESITAR ALGO QUE NO PUEDO TENER! Sí puedes tenerlo, tenerla más bien. ¡NO! ¿No me ves, acaso? Estoy seca, infectada, enferma, martirizada. ¡ME MUERO! Exagerada... La tienes, está dentro de ti. Puede ser. (Perdono. Doy muerte al rencor. Me dejo llevar, manipular, conducir.) Sólo tienes que dejarla salir. ¿Cómo? Eso no lo sé ni yo, querida. Pues entonces, ¡VETE! Relájate. No me des órdenes. Te estoy diciendo que me muero. Me ofreciste una cura. Te estoy dando lo que puedo. Te odio, raciocinio. Oye, yo no te permito odiar. Pues te detesto. Quizá es tanto enfado, rabia, enojo lo que la espanta. Te deberías calmar. ¡NO! Es mi vicio, mi droga, mi adicción. Discrepo. La inspiración no es tóxica, si es eso lo que estás pensando (tiene gracia, raciocinio pensante). Ya, yo no he dicho eso; de hecho, no me has dejado decir nada. Vale... ¿Qué pasa? Pasa que la inspiración no es tóxica, pero sí lo es, a veces, la manera en que la buscas.
-
-
-
¿No vas a decir nada?
-
-
-
Esos guiones significan “silencio”, ¿verdad?
-
-
-
En fin... Creo que estás admitiendo duramente que tengo razón. ¡CÁLLATE YA! La tengo. ¿Por qué nunca gritas? Tu sorna me irrita. No tengo sentimientos, ese es tu departamento. Cierto. ¿Qué es lo que es cierto? Nada. Entonces, ¿por qué has dicho "cierto"? Porque sí. Y ahora para ya porque creo que ella está volviendo. Felicidades. ¿Debería agradecerte algo? Bueno, sólo si así lo sientes. Entonces no. ¡Eres tan amable! Se ha ido, cabrito... En ese caso, lo siento. Eso no vale. La has expulsado de mi paraíso. Mira, ya vale, que yo no he hecho nada. ¡DESAPARECE! ¿Segura? Sí, creo que prefiero ser insensata.

Comentarios