Mi chica del tren. Bonita, pueril, exultante. Llevaba unos pantaloncitos terrible pero alegremente cortos, asomaban por ellos sus braguitas verde guerra de encaje. No dejaba de subírselos para enseñar las nalgas, no dejaba de bajarse las braguitas. ¡Y qué piernas! Tersas, pálidas, suaves, infinitas. Los zapatos no me gustaban, eran muy de los setenta. Horteras. Sencillamente negros con un poquito de plataforma. No necesitaba tacón. La camiseta era de niña pequeñita, como ella. Turquesa, con flores en el pecho. De mangas cortas, cubriendo escasamente el comienzo de sus bracitos. Y su cara... Su cara de niña cansada y nerviosa. Con ganas de llegar ya a su parada. Tenía el pelo rubio, teñido. No me gustaba el color, pero a ella le quedaba bien. Una coleta y un flequillito que le tapaba la mitad de la frente. Mal cortado, probablemente por ella en su afán de auto-estilista. Los ojos azules. Sólo acepto los ojos azules de mi C...