À Ginny et Gae.
Mis pequeños amores,
Debería estar estudiando o pasando a un documento Word el último capítulo de "El Código 2.0" o completando mis apuntes. Debería. Conociéndome como probablemente lo hacéis, sabréis que detesto ese "should" que tantas veces influye poderosamente en nuestras decisiones. I should be with daddy, but I took that airplane, because I HAD to come back. De ese "had" mejor no hablemos. No hay nada peor que "have to" o "must", no sólo influyen, también te marcan.
Ojalá fuésemos más hedonistas.
Ojalá el-qué-dirán no nos importase tanto. Pero nos importa. Y por eso cogí ese avión.
Como decía, debería estar haciendo otras cosas, pero hace dos o tres días he estado pensando en vosotros, en nosotros. Algún día nos conoceremos muy bien y quizá tras visitar este diminuto espacio que ocupo en la red me preguntaréis por qué dejé de escribir. Yo también me lo pregunto y, aunque las respuestas no colman mis ansias por saber, creo que es oportuno intentar aclarar la situación ahora. Más vale temprano que nunca.
Dejar de escribir fue decisión sólo una vez.
El escribir o no escribir viene dado. No es algo que se elige. Y la única vez que lo hice, fue por terquedad. Decidí que si me abandonaba la inspiración, yo no iría a por ella. Aunque fue lo que Picasso recomendaba. Tengo ya dieciocho añitos y lo veo todo tan estúpido que ya ni me importa tener el blog abandonado, ya ni me importa que esto tenga mucho sentido. Sólo quiero que sepáis que, una vez más, c'est la vie.
No hay motivos por los que dejé de lado el bolígrafo.
Mi única excusa es que ahora estoy enamorada y mis prioridades son otras. Como habréis visto ya, cada una de mis palabras van dedicadas al amor de mi vida (véanse la libretita verde, la heart-shaped box, la canción y tantas otras muestras de amor hechas palabra que aún están por llegar).
Sé que volverá, como las golondrinas de Bécquer.
Lo que prometo que nunca se irá (y, por ende, su vuelta no esperaré) son estas ganas que tengo de abrazaros y leeros y enseñaros todo lo que considero primordial en el mundo de las paraulas.
Hasta entonces, mis mundos, sed felices en el lado oscuro de la luna.
Nakupenda, A
Debería estar estudiando o pasando a un documento Word el último capítulo de "El Código 2.0" o completando mis apuntes. Debería. Conociéndome como probablemente lo hacéis, sabréis que detesto ese "should" que tantas veces influye poderosamente en nuestras decisiones. I should be with daddy, but I took that airplane, because I HAD to come back. De ese "had" mejor no hablemos. No hay nada peor que "have to" o "must", no sólo influyen, también te marcan.
Ojalá fuésemos más hedonistas.
Ojalá el-qué-dirán no nos importase tanto. Pero nos importa. Y por eso cogí ese avión.
Como decía, debería estar haciendo otras cosas, pero hace dos o tres días he estado pensando en vosotros, en nosotros. Algún día nos conoceremos muy bien y quizá tras visitar este diminuto espacio que ocupo en la red me preguntaréis por qué dejé de escribir. Yo también me lo pregunto y, aunque las respuestas no colman mis ansias por saber, creo que es oportuno intentar aclarar la situación ahora. Más vale temprano que nunca.
Dejar de escribir fue decisión sólo una vez.
El escribir o no escribir viene dado. No es algo que se elige. Y la única vez que lo hice, fue por terquedad. Decidí que si me abandonaba la inspiración, yo no iría a por ella. Aunque fue lo que Picasso recomendaba. Tengo ya dieciocho añitos y lo veo todo tan estúpido que ya ni me importa tener el blog abandonado, ya ni me importa que esto tenga mucho sentido. Sólo quiero que sepáis que, una vez más, c'est la vie.
No hay motivos por los que dejé de lado el bolígrafo.
Mi única excusa es que ahora estoy enamorada y mis prioridades son otras. Como habréis visto ya, cada una de mis palabras van dedicadas al amor de mi vida (véanse la libretita verde, la heart-shaped box, la canción y tantas otras muestras de amor hechas palabra que aún están por llegar).
Sé que volverá, como las golondrinas de Bécquer.
Lo que prometo que nunca se irá (y, por ende, su vuelta no esperaré) son estas ganas que tengo de abrazaros y leeros y enseñaros todo lo que considero primordial en el mundo de las paraulas.
Hasta entonces, mis mundos, sed felices en el lado oscuro de la luna.
Nakupenda, A
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