Epístola fallida a A.

Cansadas de los estereotipos y armando al mundo de valor, hay quienes dicen que los verdaderos héroes son los que se levantan tras fracasar y siguen adelante. Esta noche la heroína soy yo, arrastrando detrás de mí el dolor de la derrota y el placer por sentir su mano al ponerme en pie. No hay características definitorias de los personajes. ¿Cuándo os vais a dar cuenta de que, más allá de vuestra ideología, ésta es la más anárquica novela? Soy una heroína dual, vencida y vencedora. El reloj está a punto de dar la medianoche y aunque estoy insatisfecha y tengo un dolor de cabeza taladrándome la inspiración, esta noche gano y pierdo yo. Cueste lo que cueste. Apuesto todo al 69 y al 13.

¿Por qué no nos fugamos? Serás mi ganancia y mi perdición. Digámosle al mundo sin palabras que le den, juntemos nuestros bártulos y larguémonos. Lo dejaré todo por ti, pues en ti hallo un espíritu mío hace ya tiempo perdido. Deja lo poco que tienes por mí y te aseguro que encontrarás una aliada dispuesta a amar hasta con su última gota de sangre. Vayámonos a Ámsterdam, seamos dos jóvenes viajeros intentando establecerse, sin siquiera saber decir "hola", deseando pedir "un porro, por favor". Volemos alto y lejos, dejando atrás todo lo que nos ha marcado, en busca de todo lo que nos tatuará. Sujeta mi mano con el amor con el que lo haces, príncipe, y expandamos nuestras alas hacia un maravilloso espacio lamado realidad. Una realidad ajena a la nuestra, cada vez más cercana a nosotros.

¿Por qué no nos fugamos? Así, sin amarnos ni nada. Sólo necesito tu sonrisa y mi tarjeta de débito. Fuguémonos, tal vez la felicidad no hallemos, mas al menos no estaremos rodeados de más que de los brazos del otro. Compartamos dulces besos en la ciudad de las bicis y los tulipanes, quizá también algún mordisco. Fuguémonos, en busca de lo que esta tierra nunca pudo darnos. Si yo te digo ven, ¿lo dejas todo?

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