I totally miss you!


Sentada en el servicio, mi habitación favorita (a causa de una inmensa retahíla de causas que no tengo tiempo de enunciar), oí a un pajarito canturrear alto y claro "ANARQUÍA". Me sentí irrevocablemente identificada dado que mi cabeza lleva días y días desordenada. Y los únicos lapsos que me salvan de esta catástrofe son aquellos en que cojo mi bella bici roja (a la que aún no he bautizado, quizá no existe nombre lo suficiente bueno para ella) y, bajando pronunciadas cuestas, puedo VOLAR. Los eternamente efímeros segundos que dura esa sensación creo en utopías como la felicidad o el amor. Mas, tras la calma siempre llega la tormenta, es decir, tras bajar una cuesta siempre habrá que subirla.
En medio de ese sufrimiento, el dolor se incrementa y mi mente masoquista evoca unos y otros recuerdos que provocan mi desesperación. Ansío llegar ya a un llano. Pero parece que en vez de acercarme yo a él, se aleja él de mí.

Me blanqueo. Tanto física como psíquicamente. Y de repente estoy en otra dimensión.

Un día X de un mes W. A veces es preferible no especificar.
Vestimenta de transparencia . Me hallo desnuda ante él. Pues él me matará de amor. Me pregunto si acaso, por un casual, sus yemas me volverán a rozar. Si su boca me volverá a callar, obviamente en contra de mi voluntad.
Efímero amor treciseisañero de aquel dulce invierno.
"We only said good-bye with words."
Palabras formadas con letras de la sopa del msn.

El llano finalmente llega. La crisis ha pasado. PROGRESA ADECUADAMENTE. Así que, p'alante. Sin mirar hacia atrás. Aquí puedo montar en total libertad. No tengo miedo. Sé que no hay ninguna cuesta que me pueda asustar. Rápido, cada vez más rápido. ¿Qué podría ocurrir? NADA. Jajaja... Río socarronamente. Incluso me atrevo a levantar el trasero. Cual ciclista profesional.

Ay...

La vida. Tan jodidamente parecida a montar en bici por Riviera.

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